martes, 4 de mayo de 2010

Carta de Felipe al Diego


Desde Londres, como todos los argentinos expatriados por el mundo, tratamos de fomentar la argentinidad a nuestros hijos por los medios que están a nuestro alcance. Por ejemplo  el día que le salió el primer diente lo lleve a almorzar un bife de chorizo al Buen Ayre, un restorán argentino cerca de casa. Sin ir más lejos, el fin de semana pasado festejamos el cumpleaños de Felipe y mi mujer preparó alfajorcitos de Maizena para la ocasión.

Yo no soy  partidario de enseñarle a mi hijo a cantar la Marcha de las Malvinas, pero sí me gustaría que cuando crezca se reconozca argentino y que registre su argentinidad sanamente y sin conflictos heredados.
Con el comienzo del mundial en Sudafrica dentro de poco, ví una excelente oportunidad educativa. Esta es la primer copa del mundo para mi hijo de dos años y pensé que era importante hacer algo más que comprarle una camiseta y enseñarle el "vamos vamos". Pense entonces que tenía que ir un tranquito más alla de las frivolidades y fetiches típicos del fútbol y arme este poster para empezar a enseñarle que es importante jugar limplio y lindo para ganar.

Yo tuve la suerte de vivir dos mundiales donde Argentina salió campeón. Ver uno más con Felipe contribuiría a la inexorable evidencia de que se siente mejor ser Argentino que ser Inglés.